La capilla de Sant Marc se encuentra justo al lado del Pont Vell, presidiendo la entrada sur de Manresa. Se trata de una capilla de estilo gótico construida a mediados del siglo XV. En sus inicios, actuó como la iglesia particular de la leprosería de la ciudad. La estructura original ha experimentado numerosas reformas y reedificaciones, en buena medida debido a las destrucciones, saqueos e inundaciones que ha sufrido estos últimos siglos.
Hasta inicios del siglo XX, en su interior se podía admirar el retablo de Sant Marc y Sant Anià (1345), obra del taller barcelonés de Arnau Bassa. Fue retirado de la capilla en el año de 1907, para poder salvarlo de una gran crecida del Cardener. A día de hoy, se puede admirar en una capilla lateral de la basílica de La Seu.
La capilla de Sant Marc fue uno de los lugares donde, según la tradición popular, San Ignacio de Loyola tuvo algunas intensas experiencias místicas. Según nos narra el pelaire Bernat Matella, un día el pelegrino se encontraba dirigiéndose “hacia el río Cardener, que está al lado de esta ciudad, cuando estuvo cerca de la capilla de Sant Marc, se le apareció una visión; y esto fue, y siempre ha estado patente y público de voz y fama en esta ciudad”. Bernat Matella había conocido en persona a San Ignacio cuando era solamente un niño. Fue uno de los pocos testimonios presenciales que aún vivían a finales del siglo XVI, cuando se iniciaron los procesos de canonización del fundador de la Compañía de Jesús.