La cuna de los Ejercicios Espirituales
En uno de los abrigos rocosos tan característicos del paisaje de Manresa, a resguardo de los elementos pero con una magnífica vista panorámica de la montaña de Montserrat y del río Cardener, San Ignacio de Loyola pasó una temporada meditando y escribiendo la primera versión de sus célebres Ejercicios Espirituales.
Con el paso de los años, esta sencilla cuevecita se acabó convirtiendo en el edificio más monumental y fastuoso de la ciudad. El imponente santuario erigido sobre la roca original se ha convertido, de manera indiscutible, en el lugar ignaciano por excelencia de Manresa, además de ser uno de los referentes más universales del mundo jesuítico.
En el Santuario de la Cueva de San Ignacio, paisaje y arquitectura se fusionan de manera sorprendente, formando una fachada artificial sobre el puig de Sant Bartomeu, que es uno de los elementos más visibles de la entrada de Manresa. Su decoración, con una mezcla de estilos que conjunta el barroco de la escuela escultórica manresana con el modernismo de Josep Llimona, Se convierte en un rasgo de identidad que diferencia este santuario del resto de espacios patrimoniales de nuestra ciudad.
El Santuario de la Cueva ha transformado su decoración interna en 2021. Se instaló un conjunto de mosaicos que decoran las ocho capillas laterales de la iglesia de la Cueva de Manresa.